Debemos estar conscientes de que no existe un ser humano perfecto y aunque nuestro consciente lo sepa, igual buscamos la perfección en el otro, pero no existe. Nosotros no somos perfectos, por tanto, no podemos exigir al otro que lo sea; sólo podemos aceptarlo con sus virtudes y defectos... ¡enfocarnos en lo positivo que tiene el otro!. Existirán cosas que te gusten, otras que te dan igual y algunas que no te parezcan correctas...además, tienes que tener presente que cada uno de nosotros es único y tenemos crianzas, familias y patrones de vida diferentes, que han sido los pilares para ser lo que somos hoy.
Cuando aceptamos y comprendemos que somos distintos a los demás y que sus "defectos" son muchas veces nuestro propio espejo, tenemos la oportunidad de ir sanando, de mejorar y convertirnos en una mejor persona y mejorar nuestras relaciones.
Habla, comprende y cambia tú para encontrar el equilibrio y ser quien quieres ser. Recuerda que cada quien tiene su propio ritmo y caretas...¡cada uno tiene su tiempo para sanar!
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